TODOS LOS PÚBLICOS





Este blog está diseñado para todas aquellas personas que se sienten atraidas por la Música: para niños y adultos; principiantes y expertos; aficionados y profesionales;... Por ello, utilizaremos un lenguaje asequible, pero sin eludir la terminología propia de nuestra disciplina que, en todo momento, quedará suficientemente explicada. La participación es completamente libre; pudiendo publicar comentarios a las entradas cualquier persona, así como inscribirse para participar como colaboradores para la publicación de entradas. Contacta conmigo en elarteaudible@gmail.com

El cajón de las versiones (I)

Aunque éste sea un Blog específicamente dedicado a la Música, no considero que esté fuera de lugar ceder en él un espacio a la Poesía; pues ambas disciplinas artísticas están muy relacionadas entre sí.

La música escrita para la voz humana, es decir, para ser cantada, generalmente consiste en una melodía que se acomoda a un texto en verso y que predomina sobre el resto de los instrumentos, independientemente de qué haya sido escrito con anterioridad; si "la letra", como fue el caso de la 9ª Sinfonía de Beethoven, conocida como Sinfonía Coral, cuyo texto se basa en la Oda a la Alegría, de Friedrich Schiller (aunque el músico alemán añadió algunos versos por motivos de métrica y cuadratura musical) o la música a la que, posteriormente, se incorpora un texto expresamente escrito para esa melodía en concreto, como es el caso de la obra que hoy os propongo escuchar. Incluso puede darse el caso de que, letra y música, sean concebidas simultáneamente.

Alfonsina StorniLa Música y la Poesía, aun cuando las consideremos separadamente como dos facetas artísticas diferentes, tienen en común mucho más de lo que parece a simple vista: las dos requieren una métrica, un ritmo, una entonación, una expresividad... Ambas pueden ser descriptivas, tanto de lugares, objetos, seres o situaciones reales, tangibles y cotidianas, como de sensaciones, sentimientos, estados de ánimo... Incluso olores, texturas, colores y sabores. La Música es Poesía y la Poesía es Música.

Así pues, leamos con atención estos cuatro versos alejandrinos, técnicamente impecables y estéticamente sublimes:

Al mirar mis mejillas, que ayer estaban rojas
he sentido el otoño; sus achaques de viejo
me han llenado de miedo; me ha contado el espejo
que nieva en mis cabellos mientras caen las hojas.

Aparte de la perfección técnica, encontramos en estos versos de la poetisa argentina de origen suizo Alfonsina Storni (Sala Capriasca, Suiza, 1892 - Mar del Plata, Argentina, 1938) una referencia al "otoño", la "vejez" y el "miedo" que, junto con el "mar", el "amor" y la "muerte" son términos recurrentes en la obra de la autora. Frente al mar, Versos otoñales, Dolor, Queja o Yo en el fondo del mar, son algunos de sus poemas más representativos y desgarradores. Toda su obra refleja dramatismo, lucha y una audacia inusual para la época.

Alfonsina Storni fue una figura importante de la literatura hispánica y una gran mujer, injustamente mal o poco conocida en España, por lo que conviene repasar su biografía, siquiera sucintamente:

Tercera hija de un matrimonio de emigrantes suizos, Alfonsina Storni tuvo que dejar sus estudios, a los once años de edad, para ayudar a su madre en su trabajo de modista. Dos años después murió su padre, por lo que tuvo que desempeñar diferentes trabajos: obrera en una fábrica, dependienta, lavaplatos, camarera... En 1907 se incorporó a una compañía de teatro que recorría las provincias. A los diecisiete años, su deseo de estudiar le llevó a matricularse en la Escuela Normal Mixta de Maestros Rurales de Coronda, trabajando además, allí mismo, como celadora. Al año siguiente obtuvo el título de maestra rural; lo que le permitió trabajar como profesora. En 1916, cuando tenía veinticuatro años, publicó su primer libro de poemas: La inquietud del rosal y empezó a colaborar en distintas publicaciones locales. En 1919 consiguió una sección fija en la revista La Nota y después en el diario La Nación. En 1923 fue profesora de Lectura y Declamación en la Escuela Normal de Lenguas Vivas y a partir de 1926 consiguió una cátedra en el Conservatorio de Música y Declamación, donde impartió clases de Arte Escénico mientras que, por las noches, daba clases de castellano y aritmética en la Escuela de Adultos Bolívar. En 1927 y 1932, respectivamente, publicó dos obras de teatro: El amo del mundo y Dos farsas pirotécnicas. Intervino en la creación de la Sociedad Argentina de Escritores.

Entabló amistad con reconocidos intelectuales socialistas, como Manuel Ugarte y José Ingenieros y recitaba sus poemas en bibliotecas de barrio.

Además de una incansable trabajadora y una excelente escritora Alfonsina Storni fue una mujer apasionada y sensible; consciente de la realidad que le tocó vivir y comprometida con la lucha por mejorar la sociedad, como cabe esperar de todo artista; de todo creador. Madre soltera a los diecinueve años, tomó conciencia de la problemática social que padecía la mujer de su tiempo en una sociedad de hombres y luchó por sus derechos, como por el reconocimiento del derecho al voto, que la mujer argentina no logró hasta 1946. Aprovechó la oportunidad que le ofrecía su tribuna periodística para escribir sobre la mujer y el lugar que le corresponde en la sociedad: «Llegará un día en que las mujeres se atrevan a revelar su interior; este día la moral sufrirá un vuelco; las costumbres cambiarán». En la década de los años veinte estas declaraciones resultaban innovadoras, cuando no provocadoras. Las propias mujeres de su tiempo se dividían entre las que la admiraban y las que la consideraban ¡peligrosa! Conoció a nuestro García Lorca durante la estancia del poeta en Buenos Aires, entre octubre de 1933 y febrero de 1934 y le dedicó un poema: Retrato de García Lorca.

Alfonsina Storni escribió un poema en octubre de 1925 titulado Dolor. Si los versos transcritos al principio de esta entrada (primera estrofa de sus Versos otoñales) parecen augurar cuál sería su trágico final, el poema Dolor nos da otro indicio. Dice la última estrofa:

Perder la mirada distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar:
y, figura erguida entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.


El poema completo se halla al pie de su monumento en Mar del Plata (Argentina) a modo de inscripción.

El miedo a la vejez; tal vez un desengaño amoroso; una decepción; un amor no correspondido; la soledad en que estuvo siempre sumida o el cáncer que le aquejaba y que persistió pese a que ya había sido operada en 1935 sin que Alfonsina llegara a superar la pérdida de su seno derecho, llevaron, quizás, a nuestra protagonista, en la madrugada del veinticinco de octubre de 1938, a dirigirse a la playa, en Mar del Plata, para introducirse lentamente en el mar hasta acabar con su vida. Éste es el relato más poético de lo sucedido («Por la blanda arena que lame el mar / su pequeña huella no vuelve más»); pero otras fuentes, al parecer más certeras, lo describen de otra forma:

Monumento a Alfonsina Storni
Alrededor de la una de la madrugada, Alfonsina llamó a la asistenta de la pensión donde se hospedaba y, entre terribles dolores, le entregó una carta para su hijo y un sobre dirigido al periódico La Nación, para que lo llevara al día siguiente, conteniendo, aún con la tinta fresca, su último poema titulado Voy a dormir. Después salió y, bajo una lluvia torrencial, se arrojó al océano desde un acantilado en el que hoy se erige un monumento en su memoria, tallado en piedra por el escultor Luis Perlotti, en 1942.

Alfonsina Storni se había suicidado a la edad de 46 años. Al día siguiente, el diario La Nación publicó, junto con su necrológica, el poema Voy a dormir.

Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste;
todas son buenas; bájala un poquito.


Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases


para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...

Ariel Ramírez
Ariel Ramírez, pianista y compositor de la zamba
inspirada en el suicidio de Alfonsina Storni
Treinta años después, los argentinos Ariel Ramírez (pianista y compositor) y Félix Luna (historiador, abogado, escritor, político y artista) compusieron una zamba (danza folklórica originaria de Perú) titulada Alfonsina y el Mar, publicada por primera vez en 1969, en el álbum de Mercedes Sosa titulado Mujeres Argentinas.
Félix Luna
Félix Luna, autor de la letra de
"Alfonsina y el mar".

Ariel Ramírez no llegó a conocer directamente a la poetisa; pero ella fue alumna del padre del músico, quien transmitió a su hijo la dramática historia. La impresión que causó en Ariel Ramírez la tragedia de Storni, acompañada de la lectura de sus poemas, le llevó a componer la música a la que, después, Félix Luna, basándose indudablemente en el postrer poema de Alfonsina Storni, añadiría la letra. Creo que es interesante transcribirla aquí para que después nos fijemos con mayor atención en la música:
Alfonsina y el mar

Por la blanda arena que lame el mar
su pequeña huella no vuelve más.
Un sendero solo de pena y silencio
llegó hasta el agua profunda.
un sendero solo de penas mudas
llegó hasta la espuma.

Sabe Dios qué angustia te acompañó;
qué dolores viejos calló tu voz
para recostarte arrullada en el canto
de las caracolas marinas.
La canción que canta en el fondo oscuro
del mar, la caracola.

Te vas alfonsina con tu soledad
¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal
te requiebra el alma y la está llevando
y te vas hacia allá como en sueños,
dormida, Alfonsina, vestida de mar.

Cinco sirenitas te llevarán
por caminos de algas y de coral
y fosforescentes caballos marinos
harán una ronda a tu lado
y los habitantes del agua
van a jugar pronto a tu lado.

Bájame la lámpara un poco más
déjame que duerma, nodriza, en paz
y si llama él no le digas que estoy
dile que Alfonsina no vuelve;
y si llama él no le digas nunca que estoy
di que me he ido.

Te vas Alfonsina con tu soledad
¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal
te requiebra el alma y la está llevando
y te vas hacia allá como en sueños,
dormida, Alfonsina, vestida de mar.

FICHA DE LA OBRA
´TÍTULO
Alfonsina y el mar (zamba)
AUTORES
Ariel Ramírez (Música).
Félix Luna (Letra).
INTERPRETACIÓN
Cinco versiones diferentes.
RECOMENDACIONES PARA LA AUDICIÓN
Únicamente, recomiendo fijarse en lo diferente que es cada una de las versiones, dependiendo del estilo de su respectivo intérprete.



Vamos a escuchar la versión original de esta zamba que grabó la cantora Mercedes Sosa, "la Negra", acompañada al piano por el propio autor de la música, Ariel Ramírez.



Después de esta "versión original" de Mercedes Sosa se han publicado infinidad de versiones. Esta sección del Blog que he titulado El cajón de las versiones, que nace con vocación de continuidad,  consistirá precisamente en rebuscar versiones sin que, en ningún caso, se trate de hacer comparaciones que siempre son odiosas, ni de inclinarnos en favor de unas o en detrimento de otras. En esta primera ocasión os voy a invitar a escuchar otras cuatro versiones más de esa multitud que se han producido para que veamos lo diferentes que son unas de otras. El lenguaje de la música es tan versátil, tan internacional, tan dúctil e infinito, que la única limitación a las posibilidades de expresión que nos brinda será la que interponga la capacidad técnica, la imaginación, la originalidad y la creatividad del artista. Con esta variedad de versiones del mismo tema, vamos a comprobar que se trata de un arte que nos permite contar lo mismo de muy diferentes maneras; tan diferentes que, tal vez, deje de ser lo mismo y se convierta en algo totalmente diferente una versión de otra.

Escuchemos ahora una versión coral interpretada por la Tuna Universitaria de Deusto. Arreglos musicales de Jon Álvarez, Joseba Molina y David Sáinz.



A continuación escucharemos al cantaor Diego "el Cigala", acompañado al bandoneon por Néstor Marconi, en una grabación en directo realizada en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires, en abril de 2010: Fusión-tango-jazz-flamenco... y ovación del público.



Piano eléctrico, armónica, acordeón, base rítmica y la voz de la cantante soprano Ainhoa Arteta. Es la versión más pop, a pesar de la impostación de la voz.



Y como ya nos sabemos la letra, para terminar, escuchemos una versión instrumental. El mismísimo autor, Ariel Ramírez, la interpreta al piano como si de una pieza de concierto se tratase y con el amor y el carácter que, quizás, sólo el creador sabe dar a su obra.

Es interesante prestar atención a lo diferente que es el piano cuando toca solo (protagonista absoluto) de cuando es mero acompañante en la versión de Mercedes Sosa; a pesar de tratarse de la misma obra y del mismo pianista.



Después de esto tendremos el "soniquete" de Alfonsina y el mar metido en la cabeza durante varios días.

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